Mi, Muy, Personal... Y un Personaje...

La sombra 

¡Intrusa! 

I

La danza con la vida, en vals con la dolencia,

¿a la fragilidad se le impone la resistencia?

Sonrisas prestadas para ocultar el lamento,

un espíritu intentando no ser domado, ante el duro tormento.


Condescendencia admirada, un escudo de bondad,

protegiendo a los suyos de la cruel verdad.

En silencio, se desgarra en la noche por la sombra,

y al alba, a la intrusa calla y se levanta con valentía ¿renovada?


La mente, se convierte en campo de batalla,

donde pensamientos conscientes procuran acorralarla.

Dudas y temores, como fieras acechando,

los sacude como polvos que oculta bajo el manto. 


Hablar con amigos, lecturas inspiradoras y libros que dan consuelo,

música y poesía, cine…, ¿¡hay refugio en el cielo!?

La verdad del amor con abrazos perfectos, puros,

y la fe que además los guía en la tempestad, con certero rumbo.


Cada día una, dos, tres sonrisas prestadas, un reto que persiste,

un paso hacia adelante, o al menos pretender, sin jamás rendirse.

En la sombra, la intrusa encuentra su fortaleza,

y el cariño que la rodea, su más dulce evidencia.


Otro día, y otra vez mentiras, las medicinas no, ¡no cooperan!,

empero sí acentúan los miedos, y los efectos que estropean.

Más lágrimas mustias, que riegan la esperanza,

y a un jardín de sueños, que la hora nocturna no alarga…


¿Es una danza la vida? ¿O un lienzo con pinceladas descoloridas?

Los hijos, pequeños aún, no comparten la aflicción,

mas en sus tiernos corazones, nace una profunda compasión.

Y un esposo que besa, es un amparo que a esa intrusa, ¿dice adiós?


II

Está la penumbra de la alcoba, y un cuerpo frágil reposa,

respirando con esfuerzo, bajo la tenue luz que glosa.

Ojos que antaño brillaban con vivacidad radiante,

hoy reflejando un dolor simulante.


Alegría en su pasado encendida, 

con mueca de sufrimiento se retracta.

Aspirando presentarse, 

por un recuerdo que reencarna.


Los ojos rodeadores no pierden el careo, 

y la pena les embarga. 

La intrusa, sombra oscura, a ella tendida y atenta acecha,

robándole la vitalidad, el anhelar… la fuerza…


Son los que acompañan, los que aman, 

los que también lloran en silencio.

Observando la contienda, 

sintiendo un desconsuelo inmenso.


Manos que sostienen, 

palabras para a todos confortar…

Y, el adiós que tiene un nuevo, 

el menos deseado, afectado…


Luego, pasar del tiempo, nostalgia fija, 

sueños repuestos. 

Viudez y arrugas, universidades terminadas,

 y, buenos empleos.


Nietos, agregado tiempo, otras arrugas, 

y más despedidas…

Narran la vida, con sus siempre ocultadas, 

intrusas sombras asidas…


¡No es hipocresía! 

I

Esa estigma invisible que ronda mi ser,

una herida cortante, que solo yo puedo ver.

Sonrío y canto, fugaz alegría,

mas en mi interior, la querella es solo mía.


—¿Hoy te sientes mejor?; preguntan, ¿minimizan?

¿Sin comprender el esfuerzo que cada día implica?

—¡No has parado de reír!; ¿¡dicen con ironía!? 

¿Desoyendo la tormenta que mi sarcasmo grita? 


Derechos a exigencias a continuación,

como si la hipocresía fuera parte de mi actuación.

“¡Si sonríes es que ya puedes aquello hacer!”; piensan.

“¡En sus ojos, es lo que sí puedo leer!”; pienso.


Lágrimas ocultas, ¿que nadie percibe?;

noches sin dormir, donde el alma se escinde.

Más medicinas que fallan, y un cuerpo que clama,

mientras el mundo, ¿ignora mi llama?


No soy un enigma para ser descifrado,

ni un espectáculo para ser observado.

Soy una persona también con temor,

luchando por una plena vida, con amor.


¿Dónde está la empatía, la mirada sentida?

¿Dónde la comprensión que mi yo necesita?

Solo ven la superficie, impuesta máscara que llevo,

sin valorar mi constancia interior que carreo.


No soy víctima, ¡soy peleadora!,

con capacidad, sí, de reír a pesar de mi pena.

¡Sé que no estoy sola, hay quienes me comprenden,

almas sensibles que mi lucha atienden!


Pero, aquellos que juzgan sin saber, sin sentir,

que abran sus corazones y aprendan a ver.

Esa intrusa invisible, no define, sólo transforma,

y, en esa transformación, ¡la fuerza se conforma!


II

Mi sonrisa no es fingida, mi contentura es real,

aun cuando la sombra intrusa me hace tambalear.

¡Dime que te alegra! ¡Dime qué bonita te ves!

¡Dime, que esa, mi efímera felicidad, de la que testigo eres, es lo que quieres ver!


Vivo todo instante con intensidad y con pasión,

aprovechando cada segundo, cada sensación.

¡La vida es un regalo precioso,

y no la malgastaré en lamentos ociosos!


Aunque sí, mis quejas es probable que las escuches,

aunque no, no me enorgullecen requiero que te acostumbres.

Acompáñame a mis pasos contemplar,

con el conflicto en vergüenza, de la tristeza con el soñar.


¿Acaso no hay quien tiene batallas propias que enfrentar?

¿Acaso, no hay un alguien que conozca oscuridad que puede acechar?

Aquellos que mis actitudes cuestionan,

que se miren a sí mismos, que exploren su persona...


Conceptúan con ligereza, desde su cómoda posición,

sin asimilar la profundidad de la aflicción.

Desestiman la valentía que reside en el ser,

las ganas de reír, de cantar, de bailar, ¡de vivir y de un querer!


Recordemos que detrás de cada sonrisa prestada,

hay una historia sin contar, una lucha que liberar,

una esperanza, ¡que se eleva!

👉Siento. Poesía al azar Vol.1

©Rebeca Alpízar

Todos los derechos reservados.


Estos dos poemas, en independencia y en unión, con mi vulnerabilidad expuesta, nos transmiten profundos sentimientos y reflexiones, y me encantaría que tu, mi lector, nos compartas tu individual experiencia en ellos. Amaré leer tu sentir en Mi, Muy, Personal... Y un Personaje...

Comentarios

  1. La lucha interna y externa por estar bien ante los demás, sostenida por hilos o cuerdas del ego. Esposa, madre, abuela, mujer. Estoy tiene que ser una prueba, pero y si no.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias por leerme y comentar! Me ha parecido muy interesante su percepción de "hilos o cuerdas del ego". ¿Podría abarcar un poco más sobre ello y sobre la prueba?

      Borrar

Publicar un comentario