La Parte 3 es un punto de inflexión crucial en el capítulo y en la narrativa general. Nos brinda el alivio tan anhelado para Egan y, al mismo tiempo, establece nuevas dinámicas y misterios.
Capítulo 5, Parte 3: La Reaparición de la Luz y la Fuga Hacia la Esperanza
Esta sección marca un cambio drástico en el "infierno" personal de Egan. Lo que comienza como una continuación de su tormento se transforma en una inesperada liberación con la milagrosa reaparición de Rubí, quien no solo trae consuelo, sino también un plan audaz para escapar de su confinamiento.
La Ilusión que se Vuelve Realidad
La noche, que solía intensificar el sufrimiento de Egan, se convierte en el escenario de un evento que desafía su percepción de la realidad.
- La Perpetuación del Tormento: Egan sigue sumido en su sufrimiento, reviviendo cada atardecer los últimos momentos con Rubí. Su auto-impuesta ceguera ("ojos cubiertos por mi brazo") es una defensa contra el vacío de su ausencia, una forma de prolongar la ilusión de su presencia.
- El Aroma y el Tacto: El tacto en su rostro y el aroma familiar son tan potentes que lo "sobresalta" y "corta su aspirar". A pesar de su miedo a la desilusión, la dulzura de la voz de Rubí ("Egan, mi amor...") y la "perfecta creación del seguir percibiendo su piel tocando la mía" lo mantienen en ese estado liminal entre la realidad y el deseo. Él se aferra a la idea de que "todo me duele", incluidas sus caricias y su voz, porque incluso ese dolor es una conexión con ella.
- La Llama que Rompe la Oscuridad: La súplica de Rubí, "¡Egan Dante, soy yo! ¡Quita tus brazos, necesito ver tus ojos, por favor!", es la orden que Egan no puede desobedecer. La lentitud con la que retira sus brazos revela su temor a la desilusión. Sin embargo, al abrir los ojos, "¡No hay vacío!". Esta es la confirmación milagrosa: Rubí está realmente allí. La lámpara encendida es un símbolo de la luz que ella trae a su oscuridad, y la "empapada felicidad" en los ojos de Rubí valida su propia experiencia.
- La Duda Superada y la Explosión Emocional: La incredulidad de Egan ("¿Eres tú realmente?") y el temor de que su tacto solo sostenga el aire son palpables. La respuesta juguetona de Rubí ("¡Sí! ¿Quién más, mi tonto?") y su sonrisa "que brilla como estrella" disipan toda duda. La repetición del nombre de Rubí ("¡Oh! ¡Mi Rubí!… Mi Rubí, mi Rubí, mi Rubí…") es un éxtasis, una liberación que se ve acompañada por un beso desesperado. La culpa, sin embargo, persiste: "Lo siento tanto, mi amor, ¡siento tanto lo que te hice! ¡Cuánto lo lamento, mi sol!…", confirmando una vez más el acto de consumación.
La Fuga Planificada y la Inesperada Complicidad
La presencia de Martin y la dinámica que se establece entre los tres añade un toque de humor y humanidad a la tensa situación.
- Martin como Testigo y Confidente: La interrupción de Martin ("¡¿Tú eres su luz?!") es un momento de humor y validación externa. Su comentario sobre que "no la espantaste lo suficiente como pensabas" sugiere que Martin ha estado observando el tormento de Egan y entiende, al menos superficialmente, la naturaleza de su relación con Rubí.
- La Rehumanización de Egan: La risa abierta de Egan, algo impensable en las partes anteriores, demuestra el poder transformador de Rubí. Martin se convierte en un "compañero valiente", y la interacción entre los tres es de camaradería.
- El Propósito de Rubí: Rubí revela que está allí en su "primer día de trabajo", asumiendo el rol de "doctora", lo cual, con su gracia, engaña a Martin. Esto subraya su astucia y su determinación para llegar a Egan.
- La Iniciativa de Egan: "Nos vamos ahora": Egan, impulsado por la necesidad imperiosa de tener a Rubí a solas y lejos de las miradas ajenas, toma las riendas. Su declaración de "Haremos nuestro propio escenario «tirando nosotros los dados»" es un acto de rebelión contra el "creador" de sus infiernos, una afirmación de su propia voluntad y la de Rubí.
- La Complicidad de Martin: La disposición inmediata de Martin a ayudar en la fuga ("¡Pues yo los ayudo!") es conmovedora y casi hace que Egan se arrepienta de sus "insensibles pensamientos" sobre él. Martin se convierte en un aliado vital, actuando como distracción. Su historia de dolor compartida es lo que sella su complicidad.
- La Fragilidad del Plan: La ansiedad de Egan al ver a Rubí cruzar la puerta ("mi mano viajando por mi brazo, que extendido, no se despide") muestra la vulnerabilidad de esta nueva esperanza. La necesidad de una "señal" de Martin y la preocupación por la seguridad en el centro ("guardia de las cámaras esté dormido o en el baño") añaden tensión a la fuga.
La Fuga y el Renacimiento del Hombre en el Espejo
La huida culmina en un momento profundamente simbólico en el espejo.
- El Éxito del Engaño: La estrategia de Rubí de usar un uniforme de enfermero y una identificación, junto con la distracción de Martin, demuestra su ingenio. Egan, a pesar de sus reservas, se somete al plan, deseando "pasar desapercibido".
- El Hombre Redimido en el Espejo: El reencuentro con el espejo durante la fuga es un momento catártico. El reflejo del hombre que antes era "desaliñado, muy descolorido" y solitario, ahora está "muy feliz, nuevamente erguido" y, crucialmente, "no es un ser solitario, lo acompaña una bella mujer con cabello de fuego anaranjado." Egan, por primera vez, saluda a su reflejo. Este gesto simboliza la aceptación de sí mismo, no solo por la bestia, sino por el hombre que ha encontrado su propósito y su luz en Rubí. Ya no es el "incapaz" que odia; es el hombre que ha recuperado la felicidad y la compañía.
- La Libertad Final: La improvisada excusa de fumar para el guardia y la "desbordante sensación de libertad" al salir de la "caja de cristal" (el psiquiátrico) es un escape tanto físico como psicológico. Egan agradece a su "creador", no por la agonía, sino por esta nueva oportunidad de vida con Rubí. La metáfora del telón de una obra de teatro subiendo para una "nueva escena" enfatiza que este es un nuevo comienzo.
En resumen, la Parte 3 es una poderosa narrativa de redención, milagro y acción. Rubí, como una fuerza imparable, irrumpe en el infierno de Egan y lo rescata, no solo físicamente, sino emocionalmente. Su presencia cura la ceguera de Egan y lo confronta con una realidad donde la esperanza es posible, incluso después del acto más oscuro. Egan, que se había resignado a la agonía, ahora elige luchar, "tirar los dados" y crear su propio destino con Rubí a su lado, transformando la auto-flagelación en una búsqueda activa de felicidad y libertad.
Quisiera que nos contaras en los comentarios qué te parece esta inmersión en la Parte 3 de este capítulo 5 en Mi Rubí. Mas también pienso que este es un momento perfecto para pausar la narrativa y escudriñar el concepto del "creador" que Egan menciona con tanta frecuencia. Este elemento es clave para entender la percepción de su realidad y el alcance de su tormento. Te invito a visitar El "Creador" de Egan, y seguidamente, a continuar con las Propuestas de Impresiones Parte 4
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