¿Tú quién eres?
Unas letras fugaces, mi instante compartido,
¡y dedos extraños ya han tejido un sentido!
Conclusiones certeras, confirmaciones quebradizas,
sin pisar mi sendero, sin sentir mi caudal.
¿Me conoces acaso, de mi imagen detrás?
Un perfil sombreado, la frase lanzada al viento,
y al momento la carga de un severo argumento.
Epígrafe impuesto, juicios sin ton ni son,
¡como si mi alma fuera pública exposición!
¿Acaso me conoces, asumiendo mi expuesto?
Aquí, en mi lado del muro, la vida es compleja,
con matices ocultos que tu prisa no refleja.
Tu opinión, un dardo en la penumbra,
¡soslaya la profundidad que mi silencio alumbra!
¿Me conoces acaso, más allá de tu sombra?
Un vistazo efímero a mi breve ventana,
y ya crees saber la completa trama,
la mañana y la noche que cargo,
la historia sin contar…, ¡la sonrisa que regalo…!
¿Podrás escuchar cómo me compone mi latido?
¡No me conoces! Tu juicio, es solo un lugar,
vacío de mi íntimo, sin eco ni verdad.
Unas líneas sueltas, tu rápida lectura,
¡y levantas murallas de falsa cordura!
¿Acaso pretendes mi fracaso seguro?
Etiquetas precarias que intentan cercar,
quien soy en este lado, mi modo de andar.
¡No me conoces! Tu prisma de cristal,
deforma mi imagen, ¡la vuelve irreal!
¿Pretendes acaso anonimizar mi realidad?
Aquí, en mi propio suelo, las raíces son hondas,
nutridas de luchas, conquistas, que tu vista no sonda.
Tu veredicto, un cotilleo lejano y sin peso,
ignora el laberinto que recorro, ¡ileso o herido!
¿Acaso pretendes…, de tu reflejo querrás…?
¡No me conoces! Y, te quedas sin el beso,
en la superficialidad de tu instante.
¡Sin el hueso de mi ser,
sin mi tormenta, y sin mi calma después!
© Rebeca Alpízar
Todos los derechos reservados.
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